1 mar 2011

Veintiseisavo día del segundo mes.

Aquel no había sido el último ataque, durante tres días y dos noches recibimos ataques de distintos ejércitos en busca de lo mismo, al parecer, preferían intentar robar nuestros materiales que simplemente conseguirlos con el trabajo que nosotros lo hicimos. Solo enviaban hombres a morir, aún así seguían llegando.
Al tercer día supusimos que habrían desistido pues no volvimos recibir ataque, lastimosamente no podríamos quedarnos allí, un bosque tan apacible, tendríamos que comenzar con la reconstrucción del castillo, para así dormir plácidamente un día, pero las labores eran tantas…

Día numero veintidós del segundo mes:
Comenzamos la construcción, teníamos mucho trabajo y poco tiempo, éramos pocos, pero los suficientes para que algunos durmiéramos en el día mientras otros trabajaban y nosotros trabajábamos en la noche mientras ellos dormían.
Así comenzó la planeación.

Día numero Veintitrés del segundo mes:
Tal vez habían más heridos que constructores, la noche había sido larga, todos estábamos llenos de sudor, pues debíamos trabajar con la armadura puesta, esto debido a que podrían atacarnos en cualquier momento, mi señor Seth Sosuke esperó despierto los dos turnos, supongo que intentaba demostrar que todos trabajaríamos por igual, pero la fatiga no lo dejo continuar, cayó desmayado y debimos transportarlo hacia un lugar donde el ruido no llegara para dejarlo dormir.

Día numero Veinticuatro del segundo mes:
Era imposible trabajar, pero el castillo ya estaba comenzando a tomar forma, la primera de tres plantas ya estaba lista, las otras dos no estaban tan dañadas, al parecer al día siguiente podríamos dormir plácidamente frente al carbón ardiendo.

Día numero Veinticinco del segundo mes:
En la tarde logramos terminar todo el castillo, solo habían unas partes sucias, pues le habíamos dado más empeño a la última planta donde estaría la habitación de nuestro señor y la de los miembros Tenchu (División élite de nuestro ejército).
La idea era que al día siguiente construiríamos algunas torres para perfeccionar la defensa del castillo y podernos establecer allí mismo, las defensas actuales no eran muy estratégicas y nuestro castillo está bastante vulnerable.

Día numero Veintiséis del segundo mes:
No contamos con que en un castillo como éste, abandonado, habrían espíritus que no nos dejarían dormir plácidamente, durante la mayor parte de la noche, quienes montaban guardia nos despertaban pues veían algunos guerreros dirigiéndose a la casa, pero al nosotros bajar no había nada, al dejarlo descansar dejamos a otro par e igualmente pasó lo mismo.
A primera hora, nuestro Daimyo envió a Lifad a buscar un monje que purificase el sector, en caso contrario, nos enloqueceríamos todos, habían rumores de que el sector estaba infestado por variedades de espíritus.

En la tarde todo comenzó, los guerreros Tenchu se encontraban en búsqueda de alimento, algunos botan (Aprendices) estábamos construyendo las defensas que tal vez nos llevarían uno o dos días terminar, los Shinzen (Samuráis de clase media) acompañaban a nuestro señor que daba una vuelta por los alrededores en búsqueda de lugares de acceso débiles para nuestra fortaleza.

Pronto, una flecha que salió de la nada derribo a uno de los Shinzen que estaba a la izquierda de nuestro señor, pronto Masamune sin dudarlo derribó a nuestro daimyo de su caballo y se poso en frente de él siendo cerrado por un circulo de guerreros que mantenían el cuerpo de nuestro daimyo en el suelo para no ser alcanzado por una flecha.
La construcción se detuvo, estábamos tan cansados que a duras penas podríamos cargar nuestras armas, pero eran nuestras vidas las que estaban en juego, algunos entraron al castillo dirigiéndose a la parte alta de él para divisar a los tiradores mientras todos los miembros shinzen caminaban lentamente rodeando a Seth Sosuke para ponerlo seguro en el castillo, las flechas comenzaron a caer como si fuese lluvia, dejando en el suelo a varios de nuestros Botan.

Katsumoto y Tensa corrieron rápidamente hacia el circulo que rodeaba a nuestro daimyo para ver como estaba, afortunadamente solo se encontraba un poco confundido por el impulso de Masamune de derribarlo siendo en el momento preciso.

Todos entramos en el castillo sin escuchar lo que nuestro Señor decía, era un momento de confusión tan alto que pasábamos por alto sus órdenes. Nuestros tiradores se situaron en la parte superior del castillo y por los ventanales comenzaron a disparar flechas, uno a uno cayeron como si la lluvia que comenzaba a cubrir el campo fuese mortal, cada tirador que salía era asesinado de un flechazo.

Algunos se encontraban situados en las puertas y otros trataban de observar la dirección de las flechas, pronto, dejaron de caer sobre nuestro castillo, nos habíamos quedado sin tiradores y posiblemente ellos también, era momento de salir, pues podrían encerrarnos en el castillo y prenderle fuego como se hacía algunas veces en venganzas entre clanes.
Al abandonar nuestra fortaleza nos encontrábamos rodeados de aquellos gigantescos y robustos hombres que usaban faldones en cuadros hasta un poco más debajo de sus rodillas y armas de dos filos bastante extrañas para nosotros, el temor se había apoderado de nuestras filas y permanecíamos inmóviles. Seth Sosuke ordenó abrir una brecha entre ellos, pero no hubo suerte, se acercaban lentamente con una sonrisa en sus labios cerrándonos hacia el castillo.

Nuestro señor entro con rapidez en el castillo y dio la orden de seguirlo, habríamos caminado unos pocos metros cuando nos encontramos con una de las paredes que habíamos terminado el día anterior, Seth Sosuke golpeó la madera y al sentir un sonido hueco dio orden de derribarla, justo al hacerlo un gran pedazo de madera cayó, como si pared estuviese hecha más bien como puerta.
Todos salimos por allí y volvimos hacia la posición de aquellos gigantes rodeándolos; Viéndose atrapados uno de ellos grito palabras muy extrañas y seguido de ello comenzaron a caer flechas nuevamente.

-Hacia el bosque- Gritó Seth Sosuke intentando cubrirse de las flechas con sus brazos sobre su cabeza, todos en movimiento nos dirigimos hacia el bosque donde no era tan probable que nos dieran, pero aquellas flechas fueron tan veloces que asesinaron gran parte de nuestros hombres, ya éramos tan pocos que apenas podríamos contarnos, recuerdo haber visto no más de treinta entre nosotros y nuestros rivales eran casi seis veces más que nosotros; Sabíamos que ésta vez no tendríamos salvación, solo podríamos escapar, todo dependía de la orden de nuestro señor.
-¡Adentrémonos en el bosque! – Exclamo tensa observando a Seth Sosuke quien afirmaba su decisión, pronto, sin ningún orden comenzamos a correr hacia lo profundo del bosque donde podríamos resguardarnos.

Aquella, fue la primera derrota de nuestro viaje, pero he de entender a mi señor, el valiente nunca debe seguir los pasos de la estupidez y debe saber cuándo ha perdido, además, solo fue una batalla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario